La preocupación es una enfermedad emocional, cada vez más frecuente, que nos impide disfrutar plenamente la vida. Se ha estimado que el setenta por ciento de los pacientes que acuden a los médicos podrían curarse a si mismos con solo liberarse de sus temores y preocupaciones. El miedo, la preocupación, el odio, el resentimiento, el egoísmo y la incapacidad para ajustarse al mundo real deterioran gravemente nuestro sistema inmunológico de defensa y son, por lo tanto, causantes de enfermedades tales como úlceras, presión arterial elevada, diabetes, artritis, jaquecas, algunos tipos de parálisis, ingestión nerviosa e incluso enfermedades infecciosas como la gripe, caries y algunas afecciones cutáneas (alergias en la piel). Platon dijo que el mayor error que comenten los médicos es intentar la curación del cuerpo sin intentar la curación del alma. Hoy sabemos que alma, mente y cuerpo son uno y no deben tratarse separadamente.
La preocupación frecuentemente se convierte en un hábito destructivo. ¿Como podemos contrarrestarla o incluso, suprimirla? Séneca dijo: "Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito; siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino." Nuestros pensamientos definen nuestro destino: en otras palabras somos lo que pensamos. Por lo tanto, para suprimir el hábito destructivo de la preocupación debemos sustituirlo pensando positivamente. Viva cada momento de su existencia como el más importante, ya que de hecho, lo es; es su posesión más valiosa, el lo unico que realmente tiene: el aqui y el ahora.
NUESTRA PAZ INTERIOR Y NUESTRA ALEGRIA NO DEPENDEN DE DONDE ESTAMOS, QUE TENEMOS, QUE HACEMOS O QUE SOMOS: DEPENDEN UNICAMENTE DE NUESTRA ACTITUD MENTAL.
Por: Jose Luis Ortiz.
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